Como padres nos decimos constantemente que debemos enseñar a nuestros hijos buenos hábitos a través del ejemplo, sin embargo hoy en día pudiera decir que este aprendizaje es bidireccional, ya que cada día aprendo algo de mis hijos. Lo que más me ha marcado ha sido aprender junto a ellos a comer sin azúcar añadida y sal.
Cuando Fabiana estaba por iniciar la etapa de introducción de sólidos, mi búsqueda de recetas se hizo más constante, empecé a preguntar a las madres que conocía cómo habían iniciado el proceso y una amiga me recomendó un libro, el cual compré inmediatamente ya que quería cocinarle a mi bebé con los productos locales y no solo con los que yo conocía (los cuales eran muy pocos).
Luego me informé con la Health Visitor o Matrona, quien me entregó un folleto con ciertos tips, he de reconocer que no se parecía en nada a lo que me habían comentado mis amigas que vivían España ni mucho menos con la información de mis amigas de Venezuela, pero a pesar de esta disparidad, lo único que tenían en común mis fuentes consultadas eran dos variables: cero azúcar añadida, cero sal y cero fritura. Con toda esta información fui elaborando lo que sería mi guía de introducción de sólidos.
He de confesar que si bien en casa habíamos iniciado cambios en nuestra alimentación, habían ciertas cosas que aún nos faltaban por aprender y una de ellas fue comer sin sal, y el mejor momento para aprender fue establecerme como regla de oro “probar cada uno de los platos de Fabiana, ya sean hecho en casa o comprado (por emergencia)”.
Al preparar las papillas de Fabiana, fue cuando realmente fuimos ajustando nuestras papilas gustativas. Confieso que al principio fue difícil, pero poco a poco nos fuimos adaptando e incorporando más especias a nuestras comidas. También aprendimos a endulzar sin azúcar refinada y a utilizar la fruta como alternativa. Este aprendizaje continúo con la incorporación de más verduras, frutas y vegetales en cada una de nuestras comidas.
Cada día sigo aprendiendo más de ella cuando la veo comiendo alimentos que ni yo había probado a su edad, como por ejemplo el cous cous, quinoa, el aguacate, salmón, bacalao, brócoli, entre otros. Junto a ellos vamos descubriendo nuevos sabores y los incorporamos en nuestro día a día.
Si bien es cierto he aprendido de nutrición a través de mi formación académica he de confesar que el mayor aprendizaje a nivel de alimentación se lo debo a mis hijos, y hoy sigo aprendiendo más y me siento con más confianza para alimentar saludablemente a mi familia.